6/25/2009

Naturalezas Muertas II

El proyecto no ha fallecido. Naturalezas muertas, siempre vivas en mis pesadillas.





5/10/2009

El artista instalado











Adaptación del "autorretrato como artista" a instalación para la serie "Juego didáctico"

3/24/2009

Fotomontomenaje


Interpretación del cuadro Santa Bárbara del maestro de Flemalle, homenaje a María Zambrano.

Usted puede vivir para siempre
en el paraíso
en la Tierra

...
.

?

-->Santa Bárbara, del maestro de Flemalle, Museo del Prado.

-->Ensayo sobre el cuadro, por María Zambrano, diario El Páis.

3/18/2009

Juego didáctico



Móvil para bebés (Motivación II)



















Títere de niña con máscara



















Títere del titiritero



















Títere del caminante parado



















Móvil para bebés
(Motivación I)













(Estracto del texto sobre el proyecto).
El ser humano es una paradoja. Su conocimiento choca constantemente con su percepción, su lenguaje le confunde, sus experiencias le decepcionan y su mala educación le produce traumas irrecuperables. El animal, por ser racional, peor adaptado.
Una persona nace, se cría en un seno familiar ultraprotector, alejado de la sociedad y sus realidades. Se le enseña que el mundo es mágico, los milagros existen, los malos mueren y los finales son siempre felices. Se le llena la imaginación de fantasía. La curiosidad del niño se sacia con respuestas surrealistas que le confunden con la excusa de que es demasiado pequeño para comprender…Resultado: a la edad de cuatro años, un niño no sabe nada del mundo, tan sólo mentiras piadosas que chocarán con la educación que recibirá en el colegio.
El colegio: centro de moldeado de seres humanos. Durante 14 años personas se formarán allí (habría que decir de-formarán) para convertirse en hormigas que encajen en la sociedad consumista. La educación, interesada, politizada, parcial, hará mella en él tan profundamente que ya nunca podrá deshacerse de los valores aprehendidos, y esto supondrá que choque con la realidad una y otra vez hasta su muerte. Se le enseñará a olvidar su instinto y a confiar exclusivamente en su racionalidad (deformada), no se le enseñará a relacionarse correctamente con las personas (amistosamente, sentimentalmente, sexualmente), ni con su entorno (la naturaleza). Los valores y conductas contradictorios que se afianzarán en al mente del niño no empezarán a hacer estragos hasta su adolescencia, cuando lleguen los primeros duros golpes.
La libertad, la igualdad, la democracia, la felicidad, Dios, la solidaridad, la bondad del ser humano: mentiras. La teoría no casa con la práctica. La palabra del lenguaje utilizada no concuerda con una verdad; no existe esta verdad, es una creación cultural codificada, llena de connotaciones. La moral obliga a clasificar las cosas, premiar algunas, condenar las otras, etiquetarlo todo. Y cuando llega el niño a la edad adulta se da cuenta de que es malo, no es libre, la igualdad no existe, el mundo es injusto y no es feliz. Fracaso total.
Así que 20 años en la mentira le hacen revolverse contra todo, desconfiar de sus padres, aborrecer a sus profesores, odiar a los que le han hecho daño y tener miedo al futuro y a los demás humanos. En la universidad ya le habían advertido: “seguramente, fracasarás”.
A partir de ahí el hombre se limita a tratar de sobrevivir, todavía con la cabeza marcada de valores alienados por las experiencias traumáticas que obsesivamente trata de conseguir, puesto que ya es demasiado tarde para aprender. Los carácteres ya formados son difíciles de corregir, los sistemas de creencias afianzados pesan demasiado y sólo las personas con fuerza y amplitud de miras suficientes pueden derruirlos o modificarlos. Pero el sistema hace lo posible para que no surjan este tipo de personas y, si lo hacen, las castigan o marginan.
En estado de debilidad e inseguridad mental de un ser recién llegado a la edad adulta, su alienación es la condición óptima para una sociedad de consumo. Confundido por la televisión (que le ha ido acompañando y moldeando toda su vida), el bombardeo de publicidad, los consejos de amistades y familia, el hombre, a su pesar, entra en un estilo de vida clónico que reproduce cada pauta casi automáticamente, que le permite dejar de pensar, que aunque frustra, al menos, no duele tanto como luchar y llevarse palos. Trabajo esclavizante, coche y casas esclavizantes, pareja, familia, hijos, vacaciones, ocio, consumo, consumo, consumo. Y muchos anuncios para convercerle de que todo va bien y que necesita más cosas. Y si no sigue las pautas necesarias para estar dentro, le echarán fuera, y estará solo, y eso es malo.
Al final de su vida, para aguantar esta longeva existencia de casi 90 años, dilatada extremadamente por la tecnología y los avances de la ciencia en medicina, el hombre necesita encomendarse a dios, por miedo a la muerte, para soportar su inutilidad en una sociedad del trabajo exacerbado, encomendándose así, porfín a la pérdida total de la responsabilidad, la liberación porfín, del peso.
El camino de la vida del hombre tiene que ver con todo menos con la verdad.(...).

1/12/2009

Autorretrato como artista





“Autorretrato como artista” es un intento muy personal de comprensión, asimilación y expresión del arte contemporáneo. Sin un fin esteticista, con toques de abstracción e influencias claras del arte pop de Andy Warhol, hago un retrato de mi persona que contiene mi identidad y mi aspiración artística.

El artista es un cuentista. Por un lado, su fin y deseo es expresarse a través de sus obras, comunicar con el espectador, el resto del mundo. Es también responsable de llegar a nuevos conceptos, comunicarlos a la masa y transgredir las normas establecidas. Con la llegada de la abstracción se ve obligado a explicar largo y tendido su obra. Y por desgracia también, especialmente en los últimos tiempos, es a veces un farsante que se cree dios y/o cuela a la masa gato por liebre. El artista es un cuentista en todos los sentidos. De ahí mi retrato con un bocadillo que introduce la palabra.

El arte contemporáneo, al igual que mi autorretrato, es estéticamente feo. No proviene del virtuosismo, no necesita de una excelencia en el artista, y suele producir en el espectador el típico comentario “esto lo hace mi sobrino de cinco años”. Pero cuando lo bello ha sido ya pintado, esculpido y retratado hasta la saciedad surge la búsqueda de lo sublime a través de lo banal, predomina el fondo sobre la forma. Trato de hacer este ejercicio e incorporar estas ideas a mis obras últimamente. A pesar de que tiendo hacia lo estéticamente atractivo y me ha costado siempre entender y reconocer el arte contemporáneo, estoy aprendiendo de él y adquiriendo los códigos para comprenderlo y asimilarlo.

Este autorretrato no soy yo, pero narra mi vida, así como la obra artística no es la vida misma, sino la narración de la vida. En él yo no estoy presente: son las siluetas de mis fotos de carné, como sombras, que son mi identidad social en mi dni y mi pasaporte.

Además de mi imagen contiene mis influencias: el cómic, el minimalismo, y el arte pop, aunque me pese. Aunque haya sido un genio necesario, le tengo manía a Warhol, porque se ha reído y cagado en el arte y desde entonces ya no ha vuelto a ser el mismo. Y a pesar de todo soy esclava de mi generación, ahí va mi imagen seriada de fotomatón.

Este autorretrato contiene, por último, todas mis circusntacias: que yo también soy una cuentista, sociable y parlanchina; que soy una perezosa que deja las cosas para el último momento, como este ejercicio; y que soy impulsiva, y por eso el libro que leía a las 9 de la noche del día anterior a la presentación me inspiró directamente a hacer esta obra.

“Autorretrato como artista” es finalmente un homenaje a Juanjo Sáez, dibujante y escritor de cómics y libros. Su obra “El Arte”, con monigotes simples y mal hechos y reflexiones sencillas pero brillantes, es una obra artística en sí misma donde expresa ideas que admiro sobre el arte y que he tratado de reflejar, porque las comparto.